Para cumplir con todas las labores propias de su cargo, Lautaro Mayorga se multiplica diariamente entre Chacay y el área Mina. Es parte del dinamismo que exige trabajar en Minera Los Pelambres, donde muchas veces las distancias y los desplazamientos son largos.

"Me considero una persona bien apasionada en lo que hago. Cuando uno goza lo que está haciendo lo hace con más ganas, con más convicción. Me pongo la camiseta", dijo Lautaro.

Esa manera de enfrentar el trabajo y la vida, lo tienen en el lugar que está: planificando junto a su equipo la producción de MLP. "Es un peso grande, en cierta forma el destino productivo de la Compañía está en nuestras manos. Es motivante tener esa responsabilidad y ese nivel de toma de decisiones que nos ayuda a todos a lograr un buen resultado al final del año", aseguró.

Pero esa responsabilidad no es sólo de él. Es de todo un equipo de trabajo que está atrás y muchas veces son los compañeros quienes le entregan conocimiento y feedback de las cosas que realizan. Para Lautaro eso no es problema. Siempre está abierto a recibir opiniones para seguir creciendo como profesional.

"Mi forma de enfrentarlo es absorbiendo ese conocimiento que me entregan para hacer mejor mi tarea. Me gusta aprender. No me gusta quedarme con lo que ya sé, sino que siempre estoy en busca de expandir mis conocimientos. Para eso es clave la mirada de la persona que tienes al lado. Todos aportan con ideas nuevas", indicó.

Es más, reconoce que pedir ayuda no es malo. No tiene problemas en quedar como "ignorante" en reuniones cuando el tema es desconocido para él. También lo hace para que sus colegas entiendan y puedan aprovechar de resolver sus dudas.

"Aceptar que te faltan herramientas es algo válido, uno tiene que reconocer para poder crecer, nadie nació sabiéndolo todo. Participo en hartas reuniones y nunca he tenido miedo de levantar la mano. Quiero aprender y seguro que detrás mío hay dos o tres personas más que también escucharon y no se atrevieron a preguntar", afirmó el ejecutivo.

Y fueron estas características las que le dieron la distinción de este Sello de Liderazgo. "Qué motivante es que las ganas y el esfuerzo que uno le pone están siendo vistos y reconocidos por toda la organización", explicó.

Si bien gran parte de su vida la pasó en Santiago, hoy reside en Concón junto a su familia, integrada por Catalina, su esposa, y sus hijos Trinidad y Lorenzo. Este es su "otro equipo", reconoce. Con la misma dedicación que enfrenta su trabajo, Lautaro asume por estos días un desafío que involucra a todo su grupo familiar y al que se suman primos y abuelos: juntos construyen su casa en la costa de la quinta región. Embarcado en esta tarea, reflexiona y cierra recordando que "no me considero alguien que vive para trabajar, sino que trabajo para vivir. El desafío es sacar la creatividad al máximo".