25-10-2021
Líderes que inspiran:
A Rubén Sepúlveda se le ocurrió una idea, la materializó y solucionó un problema que afectaba a su área. Por tomar decisiones como esa, fue reconocido en la competencia del Sello de Liderazgo, “Hago las cosas con convicción y compromiso”.
Estaban realizando un mantenimiento a una pala. En ese momento, a Rubén y sus compañeros les solicitaron unos documentos que acreditaran que podían trabajar en altura.
"En esas condiciones, tener una carpeta con veinte o treinta certificados es muy complejo. Por lo tanto, tuvimos que detenernos y volver al área para entregarlos. Ahí fue cuando se me ocurrió que podíamos crear un código QR y tenerlo pegado en el casco. Al abrirlo, podrías encontrar todos los cursos, certificados, exámenes y antecedentes necesarios de cada trabajador. Me senté en un escritorio y comencé decididamente a crear todos los códigos de cada trabajador", explicó el electromecánico de Mantenimiento de Palas en Zaldívar.
Por acciones como estas, fue reconocido por sus compañeros al representar la competencia "Hago las cosas con convicción y compromiso" del Sello de Liderazgo.
"El que me destaquen es algo por lo que uno siempre trabaja. Al día siguiente de crear los códigos QR, todos mis colegas me aplaudieron por la iniciativa, fue un momento muy emotivo", agregó.
Tanto sus jefaturas como compañeros reconocen el compromiso y la manera innovadora y creativa con que aborda los desafíos, logrando los resultados esperados. Siempre en busca de encontrar una solución que simplifique el trabajo de todos.
Convicción y compromiso
Su convicción se refleja también en su vida personal. Rubén nació en Calama y emigró a Antofagasta a los cinco años. Ahí estudió en el Liceo Don Bosco, egresando como técnico eléctrico. Antes de ingresar a la Compañía, trabajó en distintas empresas colaboradoras durante seis años, luego fue contratado por Zaldívar.
En enero de este año tomó una decisión que cambiaría su vida, la de su señora, sus cinco hijos y toda su familia. Decidió cumplir el sueño de sus padres y compró una parcela en la comuna de La Estrella, en la región de O'higgins. "Es un cambio radical, pero que emprendí con determinación, ya que deseo aprovechar a mi madre de 72 años y mi padre de 70", señaló.
Pero, lamentablemente, asegura sufrió una estafa. "Comencé a construir mi casita enviando dinero a los maestros que estaban encargados y cada mes les mandaba un monto. Resulta que finalmente estos tipos me enviaban fotos de otras parcelas y nunca trabajaron en la mía. Esto nos impactó. Sin embargo, no me rendí: pedí mis vacaciones, fui junto a mi padre y hermano a la parcela y construimos la casita nosotros mismos".
"Además de esa situación, el traslado provocó que, al terminar mi turno, perdiera un día de descanso junto a mi familia debido a lo largo del viaje. Pero con el tiempo me fui acostumbrando. La amabilidad de la gente, el clima y la belleza del lugar han hecho que en menos de un año me sienta como en casa. Afortunadamente con mi pareja tenemos un turno similar que nos permite volver y mis dos hijos en Antofagasta nos visitan seguido".
El electromecánico trabaja en Zaldívar desde hace siete años, pero se ha relacionado con la Compañía por más de catorce por su paso en empresas colaboradoras: "Estoy feliz, tengo un equipo maravilloso, he podido lograr mis sueños y los de mi familia. Hoy tengo la oportunidad de estudiar ingeniería en automatización y control industrial. Además, en mis tiempos libres realizo instalaciones eléctricas aquí en el pueblo. Es algo que me gusta y entretiene", finalizó.