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Noticia

27-12-2021

Yo quiero ser

Ayudar a jóvenes y niños a encontrar su propósito de vida, fortalecer sus habilidades con herramientas para adquirir valores universales. Esos son parte de los objetivos que busca desarrollar el proyecto piloto del Programa de Voluntariado de Minera Antucoya, a través de talleres didácticos implementados en campamentos de la Región de Antofagasta.

Óscar Blanco tiene 17 años. Es boliviano y vive con su familia en Chile hace una década. Él participa en La Casa de la Juventud, iniciativa que apoya el proyecto piloto del Programa de Voluntariado de Antucoya. "Me gustaron mucho los talleres que realizaron, nos sirvieron mucho. Ha sido un reforzamiento para nosotros, ya que escuchamos las charlas y eso nos ayuda a formarnos integralmente. Nos impulsa a estudiar para ser en el futuro un profesional de excelencia", relató.

Por otro lado, José Nina de 14 años vive en Calama y también asistió a los talleres que se desarrollaron en un campamento en San Pedro de Atacama: "Son lindas las experiencias que vivimos, pude ser más sociable, conocer personas y lugares bonitos. Agradezco a los voluntarios por su apoyo". 

El lugar donde se llevó a cabo el proyecto piloto fue escogido por los voluntarios para dar inicio al primer taller llamado "En búsqueda de tu Ikigai (concepto japonés que alude a la razón de vivir o de ser). Esto ocurrió gracias a un trabajo colaborativo con la Fundación Recrea, específicamente con La Casa de la Juventud, un espacio de encuentro que brinda la oportunidad de desarrollar talentos y habilidades a jóvenes entre 13 y 18 años que viven en campamentos de la región.

"Lo que me motivó fue el querer ser un aporte para algo más allá de lo laboral. Creo que hay muchas maneras de dejar una huella en el mundo y una de las más potentes es cuando uno marca a otras personas. Por eso, quiero ser alguien que pueda contribuir de forma positiva", relató Natalia Contreras, supervisora de Mantenimiento Mecánico de Minera Antucoya y una de las integrantes del proyecto piloto del Programa de Voluntariado de la Compañía llamado "Yo quiero ser".

Durante dos días, cerca de 40 niños y niñas participaron de actividades dinámicas donde aprendieron en base a la metodología Ikigai, que consiste en aplicar un autoanálisis para encontrar el propósito en la vida de una persona. Además, permite conocer la vocación de alguien para así cumplir con el objetivo de ir proyectando a corto plazo su futuro.

Soledad Fernández, especialista de Desarrollo de Empleados, es una de las líderes del Programa de Voluntariado de Antucoya. Ella explicó que esta iniciativa se inició en marzo de 2020. "En ese momento comenzamos a movilizar a voluntarios, trabajadores de la Compañía con quienes identificamos ciertos objetivos o públicos para trabajar en este proyecto piloto. Ahí surgió una alianza con la Fundación Recrea, específicamente con la Casa de la Juventud, donde pusimos toda nuestra disposición y energía para ser agentes de cambio", aseguró.

"Yo quiero ser" busca fomentar en un grupo de jóvenes un rol activo, valioso y de crecimiento personal con el objetivo de intercambiar experiencias reales y entregar habilidades que vayan en directo apoyo a su desarrollo integral, mediante una serie de acciones aplicadas en un campamento vocacional que considera visitas a faena. 

"La Casa de la Juventud existe desde 2018 y trabaja con jóvenes de hasta 18 años. El propósito es acompañar su proceso de crecimiento entregando oportunidades y permitiéndoles desarrollar y orientar la construcción de su vida. En este sentido, Minera Antucoya a través de sus voluntarios, han sido súper generosos en su tiempo y espacio para involucrarse en este proyecto piloto y generar experiencias que le permitan pensar en su futuro", señaló María José Martínez, coordinadora regional de Fundación Recrea.

Actualmente, el programa está conformado por un grupo de 14 personas, quienes participan activamente de las actividades que se desarrollan en el proyecto piloto.

Carlos Gallegos, administrador de Base de Datos de Geología, es uno de ellos. "Lo más importante fue generar vínculos con los niños e instancias de confianza. Aunque en un principio les costó, ellos nos contaron sus experiencias. Ahí nosotros aportamos desde nuestra perspectiva, como personas y como profesionales, para incentivarlos a no abandonar sus estudios".

"Hemos puesto nuestras manos al servicio de estas actividades y también con un gran desafío de poder cerrar este programa piloto y así evaluar su ejecución. Esto nos permitirá tomar un reto mayor para lo que se viene en 2022, el que será en conjunto con la Fundación Recrea. Continuaremos con la entrega de nuevas habilidades y competencias de los jóvenes", finalizó Soledad Fernández.