Lealtad, corrección, respeto y trabajo en equipo son los valores que reflejan el espíritu del rugby. Este deporte colectivo en el que se enfrentan dos equipos de 15 jugadores y no se puede dar pases hacia adelante, tiene como principal objetivo poner el balón en la zona de puntuación contraria más veces que el rival.

Ese es el deporte que practicó durante 22 años Antonio Di Battista, ingeniero de Mejora Continua de Minera Antucoya, para quien el rugby es el centro de su vida desde que tenía cinco años.

Valores que Antonio aplica día a día también en su trabajo y que lo llevaron a ser reconocido por representar la conducta del Sello de Liderazgo, "Actúo mirando hacia el futuro". Esto específicamente por su excelente desempeño en el liderazgo y gestión transversal para la instalación de una metodología en las mesas de trabajo del proyecto LEAN 32M.

"Agradezco el reconocimiento recibido. Creo que uno debe esforzarse siempre por hacer las cosas bien y eso traerá buenos resultados por sí solos. El saber escuchar, ser honestos y tener una buena relación laboral con los compañeros y compañeras de trabajo en base al respeto es muy importante", relata.

El ingeniero de Mejora Continua tiene una visión y aporte al negocio en línea con los desafíos planteados por la Compañía. Asimismo, es reconocido por sus pares por ser un líder en proyectos de innovación, los cuales plantean diferentes caminos para conseguir los objetivos, velando por la seguridad de las personas y optimizando la productividad del negocio.

Estudió ingeniería civil industrial y es en 2018 donde tuvo su primera experiencia laboral en Antofagasta Minerals, cuando realizó su proceso de memoria en el área de Excelencia Operacional de las oficinas de Santiago. Luego, en 2019 postuló al programa de Jóvenes Profesionales y llegó a Minera Antucoya al área de Excelencia Operacional.

"Para mí trabajar acá es un desafío constante, me gusta porque siempre estamos llamados a desafiarnos y eso me mueve bastante para que logremos los objetivos de seguridad, producción y cumplir con los costos. También nos obliga a movilizarnos para hacer las cosas distintas y así, obtener resultados diferentes", comenta.

Todo por el rugby

Antonio tiene 27 años y su motivación por la ovalada no pasa con los años. "El rugby me entregó la posibilidad de tener un grupo de amigos, un círculo sólido donde compartimos constantemente en nuestros descansos".

Este deporte, explica, "también representa la humildad, respeto por el contrincante, me ha dado la oportunidad de jugar con compañeros de distintos países como Argentina, Uruguay, Inglaterra, Irlanda y Nueva Zelanda en torneos escolares y universitarios. Con ellos compartimos fuera de la cancha, se quedaban a alojar nuestras casas, nos reíamos y al día siguiente nos enfrentamos en los partidos. Eso es lo bonito del rugby".