Durante los últimos años, el Grupo Minero ha avanzado en el fortalecimiento de una cultura en seguridad y salud ocupacional. Un objetivo que ha sido permanente y que ha desafiado a la organización. Gracias al trabajo de las distintas áreas se han logrado identificar debilidades en la gestión de los riesgos y controles y, de esta manera, generar acciones que permitan corregirlas. El mensaje es claro, nada es más importante que cuidar la vida y la salud de los trabajadores y trabajadoras del Grupo.

Juan Antonio Trujillo, gerente de Seguridad y Salud Ocupacional de Antofagasta Minerals, explica cómo ha sido este proceso y los desafíos hacia adelante. Los detalles en la siguiente entrevista.

¿Cuáles han sido las prácticas que han permitido tener estas cifras históricas de seguridad?

La práctica que se ha implementado este año es la incorporación del análisis de riesgo de la tarea de manera planificada (ARTP), herramienta que tiene como objetivo ayudar a planificar las tareas críticas, rutinarias y no rutinarias, y verificar sus controles específicos antes de su ejecución. Esto nos ha permitido obtener prácticas estandarizadas a nivel de Grupo, mejorar el manejo de los riesgos y dar mayor visibilidad a la información del paso a paso.

El liderazgo en terreno por parte de los comités ejecutivos y la línea de supervisión ha sido otro factor importante, ya que a través del contacto directo con los equipos de trabajo fomentan y promueven una cultura cuya primera prioridad es la seguridad y salud ocupacional.

Finalmente, la incorporación de tecnología en diversos procesos nos ha ayudado a minimizar riesgos en actividades históricamente críticas. Por ejemplo, este año se consolidó el sistema CAS que monitorea en tiempo real el entorno de los equipos y vehículos que transitan en la mina.

¿Qué debemos hacer para mantener estos resultados?

Es indispensable mantener el esfuerzo y la disciplina para seguir mejorando estos resultados. Debemos asegurar la correcta implementación de los controles críticos, reforzar la supervisión y la aplicación del análisis de riesgo de la tarea planificada (ARTP). No debemos tener una actitud triunfalista, la seguridad es un partido que se juega todos los días. 

Recientemente se lanzó una campaña de salud ocupacional, ¿cuál es su propósito?

El objetivo es generar conocimiento en Salud Ocupacional en la organización, indicando los principales agentes de riesgo de salud presentes en los procesos operacionales, cuáles son sus efectos y cuáles son los controles para prevenir la ocurrencia de enfermedades profesionales.

¿Qué falta para que un tema tan relevante para las personas tenga el mismo nivel de madurez que seguridad?

Generar consciencia en la organización. Las enfermedades profesionales, al igual que los accidentes, tienen el potencial de generar un daño irreversible e incapacitante, incluso se podría perder la vida. Evitar estos casos, requiere el compromiso y participación de todos. Debemos consolidar los temas de salud en el programa de liderazgo para supervisores y en los ARTP junto con fortalecer el liderazgo en terreno de los ejecutivos en esta materia. Por otra parte, las compañías deben implementar controles de alta jerarquía en aquellos procesos con exposición a agentes de riesgo.  

¿Cuáles son los focos de trabajo y desafíos para el 2024?

Queremos profundizar el alcance del programa de liderazgo para supervisores, posicionando la planificación, la estandarización de las tareas críticas de manera transversal y la confirmación de proceso y rol. Esta iniciativa es clave porque entrega un estatus más relevante al rol del supervisor en la creación de una cultura resiliente. Además, instalar de manera rigurosa y disciplinada el proceso de gestión de riesgos de Salud Ocupacional en todos nuestros contratistas y subcontratistas.