Un iceberg para representar la diversidad de la diversidad. La parte visible (la más pequeña de la mole de hielo) agrupa las diferencias "obvias", como la raza, la edad, la religión y características físicas. La parte inferior del iceberg (la más voluminosa) habla de la diversidad oculta, aquella que hace referencia a las experiencias, actitudes, habilidades y estilo cognitivo, entre otras. ¿Cómo conversan ambos trozos del iceberg?

Con reflexiones y ejemplos como el anterior Jaime Lama, director para América Latina del NeuroLeadership Institute, captó la atención de las cerca de 350 personas conectadas al webinar Liderazgo inclusivo y cerebro social desde la neurociencia.

"Nuestro cerebro está diseñado para la supervivencia. Funciona con amenazas que generan inclusión y exclusión de forma innata: rechazo lo desconocido, así como me acerco con confianza a lo que ya conozco. Es el mismo cerebro el que frente a la inclusión genera ambientes psicológicamente más seguros, que generan mayor productividad y sensación de seguridad", explicó.

Miguel Marín, subgerente de Diversidad e Inclusión, señaló que la charla permitió conocer "de manera clara y cercana los hábitos y tácticas que nos permitirán seguir robusteciendo "de forma consciente" nuestra cultura inclusiva. Debemos conocer cómo funcionamos para entender cómo mejoramos".

Por su parte, Georgeanne Barceló, vicepresidenta de Personas y Organización, comentó que "hay tanto por aprender, sesgos por superar, y confianzas en las cuales trabajar. ¡Seguimos avanzando en ello!".

Recomendaciones

Jaime Lama explicó que las culturas inclusivas generan mejores resultados y destacó que la diversidad impulsa la creatividad, así como la capacidad de crecimiento continuo y sostenible.

Entre los hábitos que habilitan la inclusión, recomendó encontrar intereses en común, elevar la confianza de las personas y ayudar a crear claridad.